domingo, 31 de julio de 2022

Carta a los docentes más jóvenes que yo o no

Algunos ya estaréis jubilados pero espero que sigáis preocupados por mejorar nuestro sistema educativo con el objetivo último de seguir mejorando nuestra sociedad democrática. Seguro que os habréis dado cuenta tras vuestra larga carrera docente que la escuela es conservadora y en ocasiones alejada de la realidad social en la que se encuentra. O quizás no, pues el pensamiento analítico y reflexivo que se supone todo adulto debe desarrollar no es tan común como cabría esperar; es muy fácil caer en el sesgo de confirmación entre otros muchos sesgos cognitivos del ser humano. Ojo, yo mismo lucho todos los días por superar cualquier sesgo cognitivo; por cierto, ¿esto son contenidos o son competencias? Más tarde trataré de responder.


Y los docentes que estáis en activo conformáis un grupo muy diverso pero quiero compartir con vosotros mi análisis, sin duda incompleto, sobre el sistema educativo español y la implementación de la LOMLOE. Los que ya estamos jubilados hemos conocido diferentes leyes sobre el sistema educativo español y podemos compartir un mismo desánimo: las leyes por sí solas no cambian la realidad. Mi análisis es incompleto pues sólo me voy a fijar en algunos aspectos que leo en Twitter, un lugar poco apropiado para el debate dialéctico.


Antes que nada me pregunto al leer muchos tuits si es posible tolerarse para subsistir teniendo la capacidad de comprensión para lograr la paz y la verdad compartida que no impuesta. Ya un filósofo griego partidario de la dialéctica era muy consciente de la dificultad de la generalización de este método de pensamiento crítico y llegó a decir que cuando el debate se ha perdido la calumnia es la herramienta del perdedor. Si realmente llegó a decir eso es que el marco mental dominante (la lucha entre opuestos nunca desaparece: ganar versus perder) pesaba mucho y así ha continuado hasta nuestros días. Sospecho que hemos avanzado muy poco hacia esa paz tan deseada, o no, desde entonces y que queda un largo camino por recorrer, o no. Muchas veces me pregunto si realmente es posible. ¡En todo caso, seguimos aprendiendo y luchando por un mundo mejor!


Cuando me refiero a la verdad compartida versus la verdad impuesta no me estoy refiriendo a la verdad contada y mucho menos a la verdad lógica de las Matemáticas. ¿Qué es la verdad? Éste es un concepto poliédrico en el que no voy a entrar en esta carta. Sólo quiero recordar lo que he escrito en algunos de mis tuits: en la escuela se debe enseñar/aprender a desarrollar el pensamiento analítico y reflexivo para lograr ciudadanos de una sociedad democrática participativa y cultivada que sean capaces con el debido esfuerzo de distinguir la verdad contada. ¿Quiénes cuentan la verdad?


Comenzaré diciendo que la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, conocida como LOMLOE, en ningún momento habla de "situaciones cotidianas". En su desarrollo posterior por supuesto que aparecen, sólo faltaría, la escuela no puede estar nunca alejada de la realidad social y en sus etapas OBLIGATORIAS el objetivo fundamental debe ser educar a ciudadanos de una sociedad democrática. Algunos a esto lo llamarán "adoctrinar", éste es un análisis en el que no voy a entrar en esta carta. En última instancia todos los docentes de dichas etapas, aunque el conocimiento lo hayamos fragmentado en áreas y asignaturas, no pueden olvidar ese último fin de la educación obligatoria.


Comentaba al principio de esta carta la falta de pensamiento analítico y reflexivo de los adultos y que, en el caso de los docentes en activo, difícilmente podrán entonces transmitirlo a sus alumnos. En efecto en Twitter leo afirmaciones que tergiversan, exageran o fragmentan la realidad para ridiculizar las propuestas de la ley educativa, diciendo lo que en ningún caso se dice en la LOMLOE y sus desarrollos posteriores, con el único fin de construir su propio argumento (falacia del espantapájaros) que sin duda no responde a un pensamiento analítico. ¡Cuánto sesgo cognitivo!


¡Todos los docentes de la enseñanza OBLIGATORIA juntos para lograr un mismo empeño: ciudadanos críticos que nunca dejarán de desarrollar el pensamiento analítico y reflexivo! Y esto me lleva a un asunto estructural del sistema educativo español: la organización escolar y el trabajo colaborativo docente. Lo que a su vez está relacionado con la formación inicial y permanente del profesorado. ¡Y ahí está el meollo de la implantación de la LOMLOE! Si no se consigue diseñar un plan de implantación de la LOMLOE con los recursos materiales y humanos necesarios todo quedará en agua de borrajas, ¡como siempre!


Entro en el lío de los contenidos versus las competencias. En la LOMLOE la palabra "competencias" aparece 118 veces con significados distintos. En el diccionario de la RAE la palabra "competencia" también tiene diferentes significados y ninguno parece encajar completamente con este concepto de competencia educativa que no tiene nada de nuevo; ya en la antigua Grecia tenían el concepto “ikanos” para referirse a la habilidad para conseguir algo y en la antigua Roma “competens” (ser capaz de). En el artículo 4.4 de la LOMLOE se dice exactamente:

"La enseñanza básica persigue un doble objetivo de formación personal y de socialización, integrando de forma equilibrada todas las dimensiones. Debe procurar al alumnado los conocimientos y competencias indispensables para su desarrollo personal, para resolver situaciones y problemas de los distintos ámbitos de la vida, crear nuevas oportunidades de mejora, así como para desarrollar su socialización, lograr la continuidad de su itinerario formativo e insertarse y participar activamente en la sociedad en la que vivirán y en el cuidado del entorno natural y del planeta."

Parece claro que la LOMLOE no descuida los conocimientos ni la continuidad de un itinerario formativo, algo que observo comentar en Twitter a aquellos que atacan la inutilidad de las competencias y el abandono absoluto de los contenidos curriculares por parte de la nueva ley. En fin, resulta bastante evidente que las competencias deben desarrollarse sobre los conocimientos, es decir, contenidos curriculares, que por supuesto se asientan en la memoria de los estudiantes, sólo faltaría; el ser humano sin memoria deja de ser. La historia se repite, ya un filósofo griego decía que la inteligencia consiste no sólo en el conocimiento sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica. ¿Y entonces por qué tanto lío? ¿En la transversalidad de las competencias? ¿En decirles a los docentes de la Educación Secundaria OBLIGATORIA que no son sólo enseñantes sino también educadores? Todavía hay quien afirma que a los niños y a los adolescentes se les educa en sus familias. ¡Qué viejo debate todavía no superado!


Una acepción de COMPETENCIA es "situación de empresas que rivalizan en un mercado ofreciendo o demandando un mismo producto o servicio". Algunos quizás se dejan llevar por esa definición y afirman que con la LOMLOE se pone al sistema educativo al servicio del mercado e incluso se atreven a decir que es un concepto de derechas que está ligado al mundo empresarial. Otra acepción de COMPETENCIA es "pericia, aptitud o idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado". Esta acepción podría más o menos encajar con el concepto de COMPETENCIA EDUCATIVA pero también nos puede llevar al concepto de COMPETENCIA PROFESIONAL que sin duda alguna debe estar presente en un sistema educativo preocupado por la formación profesional de sus ciudadanos. ¡Qué lío de competencias! ¿Será tanta confusión un descuido o será intencionada?


Por otra parte algunos docentes de la Educación Secundaria OBLIGATORIA pueden llegar a pensar que las competencias educativas terminarán haciendo que desaparezcan sus asignaturas y defienden con uñas y dientes lo expertos que son de sus asignaturas y también, por qué no, de su didáctica. Sin ninguna duda esa especialización tanto académica como didáctica es absolutamente requerida en el Bachillerato, Formación Profesional y Universidad; y también, por qué no, en la ESO. Pero, ¡ojo! ¿cuál debe ser el perfil docente en la enseñanza secundaria obligatoria? Algunos de dichos docentes en sus críticas demoledoras olvidan el fin último de la enseñanza OBLIGATORIA y siguen empeñados en considerar el contenido curricular de sus asignaturas como un fin último. ¿Qué tipo de ciudadanos necesitamos en una sociedad democrática? ¿Uno que sepa factorizar un polinomio o que sepa quién fue el padre de Felipe II? Seguro que aquellos que defienden que el conocimiento debe ser un fin en sí mismo podrán reflexionar sobre estas preguntas, ¿no?


En algunos de mis tuits he insistido en las que para mí son las competencias educativas fundamentales de la enseñanza OBLIGATORIA:

• ᑕOᗰᑭOᖇTᗩᗰIEᑎTO honestidad

• ᑕOᗰᑌᑎIᑕᗩᑕIóᑎ

• ᕼIᔕTOᖇIᗩ standing upon the shoulders of giants

• ᑭEᑎᔕᗩᗰIEᑎTO ᗩᑎᗩᒪíTIᑕO Y ᖇEᖴᒪE᙭IᐯO.

Desde todas las áreas y asignaturas, vuelvo a insistir, todos los docentes de la enseñanza OBLIGATORIA juntos para lograr un mismo empeño: ciudadanos críticos que nunca dejarán de desarrollar el pensamiento analítico y reflexivo y para ello nunca deben alejarse de tres directrices básicas: comportamiento (valores y principios éticos), comunicación en todas sus formas e Historia de la Humanidad desde todos los ámbitos.


¡Ámbitos! En el diccionario de la RAE aparecen cuatro acepciones y ninguna parece encajar con este nuevo concepto pedagógico o curricular al que se refiere la LOMLOE como agrupación de áreas o asignaturas. En la LOMLOE la palabra "ámbitos" aparece 39 veces, una vez más con significados diferentes, y en lo referente a la educación primaria tan sólo se dice que "las áreas podrán organizarse en ámbitos" y en la educación secundaria OBLIGATORIA "las materias podrán integrarse en ámbitos". La polémica en Twitter viene fundamentalmente de la experiencia práctica en la Comunidad Valenciana cuya Administración educativa ha entendido este concepto de una determinada manera pues en el artículo 18 de la LOMLOE se le da dicha potestad.

"Las Administraciones educativas determinarán las condiciones específicas en que podrá configurarse una oferta organizada por ámbitos y dirigida a todo el alumnado o al alumno o alumna para quienes se considere que su avance se puede ver beneficiado de este modo."

Estoy seguro que si ponemos encima de la mesa las diferentes formas de entender este concepto llegaríamos a un acuerdo, ¿no?


Entro ahora en otro asunto muy polémico: las calificaciones. También he escrito en algunos de mis tuits el daño que hacen las notas y en esta carta quiero volver a insistir en el daño que hace calificar o clasificar a los alumnos lo que es consecuencia de una tradición escolar que favorece el individualismo y que ha olvidado el trabajo colaborativo estudiantil. Sobre esto también hay mucho que reflexionar, ya me están pitando los oídos de los defensores de la sana competencia fundamento de nuestra sociedad consumista. Y así el ser humano sigue siendo incapaz de deshacerse de la rivalidad que llega a crear fanáticos empedernidos. El problema de las calificaciones, simplificación de la evaluación del aprendizaje de los alumnos (parte de la evaluación educativa), no es sólo que los alumnos se comparan o se resignan a formar parte del grupo de los tontos de la clase sino que el objetivo fundamental de los alumnos no es APRENDER, por mucho que algunos se empeñen en creer lo contrario, sino aprobar o incluso para los alumnos brillantes sacar sobresaliente y harán cualquier cosa por lograrlo incluso hacer trampas y así tendremos una sociedad de ciudadanos que en la escuela habrán aprendido a ser deshonestos.


¡Promocionar o titular con asignaturas suspensas! Algunos docentes, y no sólo docentes, se echan las manos a la cabeza argumentando que la LOMLOE descuida el esfuerzo de los alumnos, ¡ya estamos con los descuidos! El problema de los legisladores de la LOMLOE y leyes educativas anteriores que ya hablaban de las competencias educativas es que nunca se han atrevido a quitar las notas pues han sido siempre muy conscientes de que una evaluación cualitativa es absolutamente imposible si un docente tiene cientos de alumnos. Y claro está si en un sistema educativo conviven dos marcos mentales siempre pesará más el que estaba previamente implantado, es decir, en nuestro caso, las calificaciones. Y seguiremos hablando de aprobar y suspender, ¡y así no avanzamos! ¿Seremos alguna vez capaces de cambiar de marco mental? ¿Quién niega el esfuerzo? El problema no es suspender versus aprobar con o sin esfuerzo, se trata de aportar los recursos materiales y humanos necesarios para dotar de los refuerzos y apoyos que TODOS los alumnos con más o menos dificultades de aprendizaje necesitan para poder aprender siempre de sus errores. Ya lo decía también otro filósofo griego: “todo puede conseguirse con esfuerzo, incluso la virtud”.


¿Cómo se evalúan las competencias educativas? En 1898 Lord Kelvin calculó que el oxígeno en la Tierra se agotaría pasados cuatro siglos. ¡Se equivocó! No se puede ser categórico si los datos disponibles para hacer los cálculos son limitados. Y suya parece ser la siguiente afirmación que algunos investigadores en Pedagogía o científicos de la Educación han tomado como referencia: "Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre". ¿Lo dicho por Lord Kelvin se ajusta a la ciencia de la Educación? ¿Es lo mismo medir que evaluar? ¿Es posible en el ámbito de la enseñanza y aprendizaje mejorar sin necesidad de medir/evaluar? Éste es un análisis muy complejo en el que tampoco voy a entrar en esta carta.


Y para terminar no quiero dejar de responder a la pregunta del comienzo de mi carta: ¿superar cualquier sesgo cognitivo son contenidos o son competencias? La descripción de los sesgos cognitivos de los seres humanos sería un ejemplo de contenido curricular que podría estudiarse en asignaturas como Filosofía o Psicología, por cierto, posiblemente optativas. Sin embargo superar cualquier sesgo cognitivo debe ser una competencia a desarrollar por todos los docentes de la educación OBLIGATORIA en todas sus áreas o asignaturas tratando en definitiva de desarrollar el pensamiento analítico y reflexivo.


PD El 22 de junio de 2020 me despedía de mis alumnos con la siguiente carta en mi blog:

Y una semana después me despedía de Twitter con la siguiente publicación en la que ya compartía mi visión de la enseñanza obligatoria:

Por cierto, tengo que reconocer que me ha quedado una carta muy helenística. A día de hoy sigo solo en una esquina del ágora (Twitter). Y si os acercáis por favor no os pongáis delante que me tapáis el sol.

¡Buen verano, que paren este trasto que me quiero apear en la próxima estación!

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